Arranca la primavera con tintes grises; aires insospechados,
resoluciones decepcionantes, temblores sorpresa, y para los supersticiosos, mercurio
que actualmente se encuentra retrógrado. El día de hoy, la Suprema Corte de
Justicia de la Nación resolvió sobre el ya famoso caso Florence Cassez; termina
este 21 de marzo con un fallo que para muchos, más allá de colapsar el sistema
jurídico mexicano, decepcionó a la comunidad internacional. Creo que al
respecto, existen diversas confusiones sobre el caso de la francesa Cassez.
Primeramente quisiera hacer particular énfasis en la manera en la que se votó
el proyecto: debido a que la encargada de aprobar o bien, reprobar el proyecto
del ministro Zaldívar, fue la Primera Sala de la Honorable Corte Suprema. Dicha
sala está integrada por cinco ministros que la integran; de estos cinco, cuatro
ministros opinaron que existieron violaciones a los derechos de Cassez. Por su
lado, sólo tres ministros se pronunciaron a favor de otorgar un amparo; de
estos tres únicamente dos se inclinaron por la liberación. No alcanzando así,
la mayoría necesaria para que la francesa alcanzara la liberación, motivo por
el cual este caso será "revisado en otra ocasión."
En aras de explicar el fondo del caso discutido el día de hoy a puerta
cerrada, quisiera exponer una postura de aquellos que anhelábamos a la
liberación de Florence. Se trata de un proceso que estuvo viciado en un inicio;
pues más allá de la presunta culpabilidad o inocencia de "la secuestradora",
México debió atender los derechos que el Estado mexicano infringió respecto el
proceso penal. Cabe recalcar que se violaron las garantías judiciales y el
debido proceso, pues la francesa jamás tuvo derecho a la asistencia consular;
derecho irrefutable. Asimismo, la averiguación previa estuvo dotada de inconsistencias
y no existió una presunción de inocencia en ninguna etapa del proceso. No
olvidemos que los derechos tienen un contenido mínimo, en este caso, del debido
proceso. Cuestión que no se configuró en el proceso.
Las presiones por parte de Francia han sido constantes, desde mi punto
vista, más allá de analizarse bajo un contexto político internacional y
nacional, debe ponderarse el contexto jurídico. Francia no exige lo imposible,
presiona para que se haga justicia en nuestro país. No olvidemos que no se
trata de determinar si Cassez es inocente o culpable, se trata de una
reparación del debido proceso y garantías judiciales. ¿Por qué liberarla? Hay
que tener presente que nadie puede ser juzgado por el mismo delito dos veces.
Cuestión que llevaría a reconocer que el Estado mexicano violó los derechos;
obligándose así, a reparar los mismos.
Recuerdo la indignación de los ciudadanos mexicanos cuando el
documental "Presunto Culpable" se exhibía en las cotizadas salas de
cine; también recuerdo el enojo de cuando se resolvió mediante un amparo la
suspensión provisional que impidió por horas, la exhibición del mismo. Recuerdo
que los mexicanos exigíamos que nuestros Ministerios Públicos, jueces y todos
aquellos que integran el Poder Judicial, emigrarán a procesos transparentes y
justos. Queríamos que nos rindieran cuentas al juzgar inocentes, o a juzgar
correctamente a los culpables. Hoy, la situación se revierte; pues aún cuando
cabe la posibilidad que la francesa sea culpable, se trata de analizar a fondo
la manera en la que se investigó y sancionó a Florence.
¡Que hipócritas! Se trata de buscar un Poder Judicial efectivo y
transparente. Sin embargo, curiosamente e irónicamente los mexicanos el día de
hoy, se inclinaron por pensar que "da
igual si le violaron sus derechos, que se refunda en la cárcel. La quieren
sacar por güerita." Lamentable e hipócritas aquellos que exigieron que
se resolviera el presente, en contra de la justicia por considerar que Cassez
debía pagar su condena. Como si ahora todos fueran peritos en justicia.
Hoy, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, falló. No lo digo por
el resultado de la votación, sino porque falló en contra de los derechos
humanos que deben albergar todo proceso penal. Esta falla es, inclusive, en
contra de la comunidad internacional que no tarda en emitir su indignación. En
mi personal opinión, deseo que este caso se lleve ante tribunales
internacionales, pues aún cuando algunos ministros atinadamente argumentaron a
favor de la liberación, México debe y tiene que revolucionar sus políticas en
derechos humanos y dotarlos de prioridad. Las cifras de violación a los
derechos humanos en este sexenio no están como para que nuestra querida Suprema
Corte pondere con votos retrógradas la justicia que sin duda, afectará a México
en un plano nacional e internacional. Lamentable México se inunda de fama, no
precisamente de la buena ante instancias internacionales.
Emigremos a sistemas viables, exijamos la indignación no sólo en un
sentido, sino que en líneas paralelas. Los derechos humanos no sólo son para
las víctimas, sino que también le corresponden a aquellos presuntos culpables
que pasan a ser víctimas cuando el Estado les viola el debido proceso. Cassez
es sólo un ejemplo de miles de los reos que se encuentran buscando justicia,
aún tras las rejas; pues culpables o no, todos somos dignos y titulares de los
derechos humanos.
¡Bienvenida seas primavera 2012!
Natalia Rebollo
@nataliarebollo